Divino Protocolo

DIVINO PROTOCOLO
ES BUENO: Saludar al entrar y salir de la Iglesia con una genuflexión piadosa dirigida hacia el Sagrario. Podemos acompañar interiormente la genuflexión con una jaculatoria NO ES BUENO: entrar en la iglesia con el TELÉFONO MÓVIL encendido. Si empieza a sonar “la cucaracha, la cucaracha ya no puede caminar” durante la Consagración, la gente se despista (¡Los pobres!)
ES BUENO… Llegar a la Iglesia antes de que dé comienzo la Santa Misa (aunque sólo sean dos o tres minutos). En este tiempo, podemos recogernos en oración y pedirle al Espíritu santo y a la Santísima Virgen que participemos con fruto del Santo sacrificio.

 

NO ES BUENO… Entrar en la Iglesia a toda velocidad, cuando la misa ya ha comenzado, y dirigirse al primer banco mientras se desabrocha uno el abrigo, se quita la bufanda y grita por el camino “y con tu espíritu” … la gente, lógicamente gira la cabeza atónita, como si los hubiera sobrevolado un meteorito católico y sus últimos restos hicieran su aparición en misa a la velocidad de la luz.
ES BUENO… Visitar a Jesús sacramentado todos los días, aunque a veces no dé tiempo más que a hacer una genuflexión. Otras veces se puede pasar un “buen rato” haciendo compañía a Jesús. NO ES BUENO… La indumentaria “Carrefour” (chándal y playeras que hacen más fácil el manejo del carrito) para la gran fiesta de la misa dominical.
ES BUENO… Traer a los niños a misa, aunque sean pequeños y armen un poco de ruido… ese “ruido” hace sonreír a los a ángeles y a Dios. NO ES BUENO… Permanecer indiferente y mirar hacia otro lado cuando tu niño, en lugar de “ruido”, coge una “perra” de padre y muy señor mío que le lleva a gritar hasta hacer temblar las vidrieras de la iglesia. En ese caso, no pasa nada por sacarlo un momentín a la calle, calmarlo … Y volver entrar.
ES BUENO… Dirigirse a Dios de corazón durante los breves momentos de “silencio sagrado” en la misa (“reconozcamos nuestros pecados” …” Oremos”). NO ES BUENO… Entrar en la iglesia mascando chicle… Aunque no se hagan pompas.
ES BUENO…: Responder a las oraciones de la misa con voz clara y fuerte, aunque sin gritar. NO ES BUENO…: Salir de la iglesia antes de que el sacerdote abandone el presbiterio. Desde que dice: “podéis ir en paz” hasta que cruza la puerta de la sacristía transcurren exactamente 5´16” segundos… ¡Tampoco es tanto!
ES BUENO…: Cuando se proclaman las lecturas de la misa, leer con voz clara y vocalizando bien, respetando las pausas, pero con agilidad, sin “recrearse” … NO ES BUENO…: Leer en voz alta la “letra roja” del leccionario (“Primera lectura”, “Salmo responsorial”, etc.) Recuerda: LA LETRA ROJA NO SE LEE. Tampoco se lee el “número de teléfono” (“Lectura del libro del Éxodo tres quince cuatro veintidós”)
ES BUENO…: Mirar a la sagrada Hostia y al cáliz cuando se elevan después de consagrarlos, y pronunciar interiormente la jaculatoria: “Señor mío y Dios mío”. Rezada en ese momento, esa jaculatoria tiene indulgencia. NO ES BUENO…: Pronunciar en voz baja (pero audible) las palabras de la consagración mientras el sacerdote consagra. Es gracioso cómo, a veces, el sacerdote parece tener apuntadores entre el público que le soplan en voz baja lo que él tiene que decir. Esto distrae, y, además, hoy por hoy el sacerdote no necesita “apuntadores”. Se lo sabe.
ES BUENO…: Pasar tiempo de rodillas delante del sagrario. Con esa radiación de Rayos Gracia el alma adquiere un bronceado que provoca envidia en el mismísimo ángel custodio. NO ES BUENO…: Arrodillarse con el cuerpo completamente echado hacia delante, casi en forma de L, apoyado sobre los codos y mostrando a quien está detrás de nosotros nuestro “perfil menos favorable” … ¿Se entiende?
ES BUENO…: Unirse al canto de la misa, aunque no se cante como Caruso o, aunque dé vergüenza. NO ES BUENO…: Berrear. Hacer “gorgoritos” para llamar la atención. Intentar una “segunda voz” improvisada. Cantar “La Tarara” durante el “Señor, ten piedad”. Cantar los cantos de la misa en la ducha. Reírse del que canta mal y señalarlo. Etc.
ES BUENO…: Llegar a misa con las lecturas leídas. También se puede llegar a la iglesia quince minutos antes y leerlas despacio, ante el sagrario, en la Palabra Viva… NO ES BUENO…: “Cuchichear” en la iglesia, y menos durante la misa. Cuando se está en el templo, cualquier comentario puede esperar. Además, cuando “cuchicheas”, todo el mundo te mira… ¿No te has dado cuenta?
ES BUENO…: Ofrecer y dar la paz en misa con un gesto sencillo y cordial, con un apretón de manos, de modo que se exprese el cariño sin que se rompa el recogimiento. Puede hacerse en silencio o acompañado de la frase “la paz sea contigo” dicha en voz baja.

 

NO ES BUENO…: “Hacer el paseíllo”, como un político en campaña o un torero tras la lidia, recogiendo ovaciones y felicitaciones de toda la asamblea mientras ya se está cantando el “Cordero de Dios”. Abrazarse fuertemente mientras se propinan golpes en la espalda del contrario para que lo oiga todo el mundo. Volverse para dar la paz a toda la fila de detrás, que a su vez está dándose la paz entre sí. Hacerse el distraído para no dar la paz a nadie, con la excusa de que a uno le sudan las manos…
ES BUENO…: Comulgar con espíritu de verdadera adoración, llegando con recogimiento a la presencia del sacerdote y recibiendo al Señor con el máximo respeto. Contestar “Amén” a la aclamación “El Cuerpo de Cristo” antes de comulgar.

 

NO ES BUENO… Abrir los labios tan poco al comulgar que parece que el sacerdote tuviera que acertar con una moneda en la ranura de una hucha. Abrirlos exageradamente y sacar la lengua hasta la barbilla. Quitarle la Forma al sacerdote de las manos. Esperar para extender las manos por sorpresa hasta el último momento, cuando ya el sacerdote acerca la Forma a nuestros labios. Marcharse con la Forma en las manos para consumirla por el camino. Hacer cosas raras y santiguarse con la Sagrada Forma antes de consumirla. Decir “Amén” cuando la Forma ya está en la boca…
ES BUENO…: Deshacerse en acciones de gracias después de comulgar. Los días laborables, cuando el rito de comunión es más breve, esa acción de gracias puede prolongarse después de la misa. Recuerda que las Sagradas Especies tardan unos diez minutos en consumirse. Durante ese tiempo, tu cuerpo es un sagrario. NO ES BUENO…: Salir de la iglesia “a toda pastilla” después de comulgar, sin esperar siquiera la bendición del sacerdote. ¿Tanta prisa tienes que no puedes reposar un poquito con Jesús
ES BUENO…: Hacer reverencia al altar con una inclinación de cabeza cuando se sube a proclamar las lecturas. En ese momento no debe hacerse genuflexión.

 

NO ES BUENO…: Subir a proclamar las lecturas o acercarse a comulgar con las manos en los bolsillos. No queda bonito… aunque no se vaya silbando y zarandeando la cabeza de izquierda a derecha mientras se mira al techo, no queda bonito.
ES BUENO…: Sentarse en la Iglesia de una manera digna, que indique a la vez naturalidad, respeto y recogimiento NO ES BUENO…: Cruzar las piernas y recostarse en el banco de la iglesia, buscando con una mano el mando a distancia y con la otra el vaso (no busques más, no están). Poner los pies sobre el reclinatorio para que el chicle que has pisado quede pegado en las rodillas de quien venga después. Echar los brazos hacia detrás del respaldo para “estirarse” deportivamente… Etc.
ES BUENO…: Ponerse en pie para la “oración sobre las ofrendas” que recita el sacerdote después de la aclamación “Orad hermanos, para que este Sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre Todopoderoso…”. NO ES BUENO…: Esperar, para ponerse en pie, a que el sacerdote diga “Levantemos el corazón”. Lo que hay que levantar entonces es sólo el corazón. Lo otro, en fin, ya nos entendemos, tiene que estar levantado desde antes
ES BUENO…: Que el lector de la Primera y la Segunda Lectura levante la vista del libro al finalizadas ambas y, con la vista levantada, aclaman: “Palabra de Dios”.

 

NO ES BUENO…: Que el lector decida que hay una errata en el Leccionario y corrija la aclamación diciendo: “es Palabra de Dios”. En ese caso, la Asamblea, en lugar de contestar “te alabamos, Señor”, debería contestar: “Ya lo sabemos”.
ES BUENO…: Decir “Amén” antes de comulgar, cuando el sacerdote, mostrándonos la sagrada Forma, aclama: “El Cuerpo de Cristo”.

 

NO ES BUENO…: No decir nada. Contestar “así es” en lugar de “amén” (“amén” significa mucho más que “así es”) … Y, aunque parezca extraño, no es bueno lo que hacen algunos, quienes, cuando el sacerdote les dice “El Cuerpo de Cristo”, contestan “muchas gracias”. Gracioso pero cierto. No es momento de urbanidad, sino de piedad. Imaginad que el sacerdote entra al trapo y responde: “las que tú tienes salao” … ¡vaya número!
ES BUENO…: Inclinar, al menos la cabeza, cuando en el Credo se dice: “Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre” (está preceptuado así en el Misal Romano).

 

NO ES BUENO…: Dejar la hoja parroquial en el banco de la iglesia. Hacer con ella aviones o arrugarla como una pelota de fútbol. Tirársela a quien se sienta delante. Leerla durante la homilía. Llevarse catorce hojas a casa sin pensar en que los demás también la quieren… Etc.
ES BUENO…: Ocupar los primeros bancos de la iglesia durante la misa. Ayuda a estar más atentos NO ES BUENO…: Dejar que los niños coman “chuches” durante la misa, y menos que dejen el suelo del templo lleno de bolsas y restos de comida. Enseñadles desde muy pequeños el “divino protocolo”, y os lo agradecerán toda la vida.
ES BUENO…: Arrodillarse para la consagración en el preciso momento de la epíclesis… Es decir, cuando el sacerdote extiende sus manos, con las palmas hacia abajo, sobre el pan y el vino mientras invoca al Espíritu Santo. NO ES BUENO…: Despistar al personal arrodillándose o levantándose a destiempo desde los primeros bancos. Quienes ocupan los primeros bancos tienen la obligación de saberse de memoria el “Divino Protocolo”. De otro modo, vamos a acabar haciendo “la ola”.
ES BUENO…: Recogerse en oración unos minutos antes de la misa, pidiendo ayuda a la Virgen y al Espíritu Santo para participar con fruto en la Eucaristía.

 

NO ES BUENO…: Arrojar a los novios, en las bodas, enseres como los enumerados seguidamente: alubias, garbanzos, confeti, macarrones, lentejas, pasta de dientes, etc., Pase lo del arroz, ya nos hemos acostumbrado, pero lo demás es una cochinada.
ES BUENO…: Tener preparada, en un bolsillo “a mano”, la ofrenda que se va a depositar en el cestillo de la misa, de modo que el gesto de la entrega sea sencillo y no distraiga a quien la hace ni a los demás NO ES BUENO…: Andar rebuscando en los bolsillos durante medio minuto. Remover el bolso e ir sacando, ante la concurrencia, las gafas, la agenda, la chocolatina del niño, el ticket de Mercadona, hasta que, al fin, aparece el monedero. Cuando aparece, aún se lo remueve un poco hasta comprobar que no hay monedas y se acaba dando un codazo al cónyuge mientras se dice: “cariño, ¿tienes cambio?”. Entre tanto, todo el mundo anda pendiente del bolso y la misa se escapa se escapa… tampoco es bueno pedir cambio a la señora del cestillo, y tampoco es bueno mirar para otro lado…
ES BUENO…: Santiguarse y persignarse bien, trazando la cruz en la frente (para que Dios nos libre de los malos pensamientos), en los labios (para que Dios nos libre de las malas palabras – ¡falta nos hace! -) y en el pecho (para que Dios nos libre de las malas acciones). No hay prisa… NO ES BUENO…: Trazar una especie de garabato que recubre la cabeza y el cuerpo sin que se sepa muy bien lo que es. ¿Por qué se santiguas tan deprisa? ¿Quiere llegar al “Santiamén” sin pasar por el “Nomine Patris et Filii…et Espiritus”? ¡Pues deje, deje que le queme la frente, los labios y el pecho! ¡Abrásese, oiga!
ES BUENO…: Olvidarse, durante las celebraciones, del ajetreo diario, y sumergirse en la Santa Misa como si nada más tuviéramos que hacer ese día. NO ES BUENO…: Mirar el reloj durante la misa. Bostezar ostentosamente, causando la depresión del pobre sacerdote. Moverse de un lado a otro como si se estuviera uno… ¡Perdón!
ES BUENO…: Acercarse muy recogido en oración a recibir a Jesús mientras se está en la fila del comulgatorio. Sirven para ello las jaculatorias y los actos de amor y adoración. NO ES BUENO…: La amnesia. Olvidar que es a Dios mismo a quien va a recibirse. No es bueno no temblar de amor y de respeto, aunque… ¡Ojalá supiéramos hacerlo!
ES BUENO…: Venir a la capilla con el Evangelio y, a solas con el Señor, meditarlo sosegadamente. Puede hacerse todos los días durante, al menos, diez minutos. Esta práctica ha hecho mucho bien a muchas almas. NO ES BUENO…: Desaprovechar la presencia de Cristo en el Sagrario. Basta con prestarle un poco de atención, hacer un poco de silencio, esperar un tiempo… y descubrir, entonces, que el Señor no deja de hablar.
ES BUENO…: Pensar en Dios nada más cruzar la puerta de la iglesia, buscando con la mirada el sagrario para saludar al Señor mentalmente, aún antes de hacer la genuflexión. NO ES BUENO…: Apagar las colillas en las macetas de los árboles de la entrada, o, peor aún, en la pila del agua bendita. En este caso, lo de fumar está mucho más feo que de costumbre
ES BUENO…: Que si, por un descuido, suena durante la misa el teléfono móvil (y el descuido no es de quien llama, precisamente), lo apaguemos discreta pero contundentemente.

 

NO ES BUENO…: Limitarse a rechazar la llamada, porque al cabo de treinta segundos, el pobre llamante piensa que se ha cortado y vuelve a llamar, con el consiguiente alboroto. Y, desde luego, no es bueno, sino malo, muy malo, contestar al teléfono, aunque sea saliendo ya por entre los bancos de la iglesia mientras se dice “espera, mi amor, que estoy en la iglesia; ahora salgo” … no os riais, que sucede de verdad.
ES BUENO…: Preparar cada domingo de tal modo que la misa ocupe el lugar más importante, y el resto del día transcurra en torno a ella (comida familiar, tiempo de descanso, etc.). Es bueno elegir la misa pensando en cuál es el mejor momento, aquél en que podemos vivirla más intensamente NO ES BUENO…: Hacer la programación ocio-cultural del fin de semana, y ver, por último, dónde cabe una misa que sea cortita y no nos robe mucho tiempo. Desde luego, es mil veces mejor que no venir, pero…

 

ES BUENO…: Guardar el ayuno eucarístico. Esta práctica secular de la Iglesia, en nuestros días, consiste en no comer ni beber nada durante una hora antes de recibir la comunión. El hecho de beber agua o tomar alguna medicina no rompe el ayuno. Si por descuido se ha consumido algún alimento, se puede pedir dispensa del ayuno al confesor para una determinada misa. NO ES BUENO…: Ser “tiquismiquis” y acercarse a comulgar mirando el reloj, porque aún faltan dos minutos o algunos segundos, dejando pasar al resto de la fila mientras se cronometra el ayuno… Una cosa es observar el ayuno (con piedad y con soltura de hijos), y otra cronometrarlo.

 

ES BUENO…: Hacer un profundo acto de contrición cuando, al comenzar la misa, el sacerdote dice: “reconozcamos nuestros pecados”. Durante esos segundos de silencio, da tiempo a pedir perdón por los pecados más recientes, más graves, o más frecuentes. Es una magnífica preparación para la misa. NO ES BUENO…: Dejar a los niños que entren en la iglesia comiendo “chuches” … Ni tampoco que salgan. Los caramelos que les da el sacerdote son para comerlos fuera de la iglesia. Claro que, si ven a los mayores mascando chicle en misa… es verdad que la misa es “la Cena del Señor”, pero… En fin… Me parece que significa otra cosa.
ES BUENO; Aprovechar los segundos de sagrado silencio que siguen a las invitaciones “oremos” del sacerdote para hacer actos interiores de amor e inflamar el corazón con afectos santos. NO ES BUENO: Dejar que los niños jueguen, durante la misa, con juguetes “ruidosos”. Una cosa es entretenerlos con un muñeco silencioso o con un papel y un lápiz, y otra muy distinta traerlos a misa con el coche de bomberos que le han traído los -Reyes…Sirena incluida. Lo mismo vale para el trenecito que hace chuchuchu o para ese muñeco que suelta una palabrota cuando le aprietan la tripita.
ES BUENO: Fijarse en el beso que el sacerdote imprime en el altar al comienzo de la misa, y acompañarlo con un acto de amor de Dios. El altar —no lo olvides– representa al propio Cristo. Por eso es terreno sagrado

 

NO ES BUENO: Comenzar a hablar en la capilla o en el templo después de la misa, como si, al finalizar el Santo Sacrificio, el Señor hubiera desaparecido del sagrario, o – peor– como si la iglesia fuera un cine y la película hubiese terminado. Cuando la misa termina, conviene dar gradas a Dios y después, saliendo gozosos, compartir con cariño nuestra alegría en animada conversación
ES BUENO: Leer despacio y meditar (en casa o en la iglesia, antes de la misa) el salmo de las lecturas de cada día. Descubriréis que está lleno de tesoros que hacen muy fácil la oración. NO ES BUENO: Distraerse durante las lecturas. Cada día, en las lecturas de la misa hay, al menos, una frase que es para ti, una frase que deberás guardar durante todo el día como la Palabra que Dios te ha dirigido.  ¡Mira que si te encuentra pensando en otra cosa!
ES BUENO: Hacer que el tiempo que la homilía sea tiempo de oración. Es bueno hablar interiormente con Dios sobre lo que va diciendo el sacerdote. Y, si lo que va diciendo el sacerdote no le dice nada a uno… Entonces uno sigue hablando con Dios de todas formas. Hay mucho de qué hablar. NO ES BUENO: Bostezar durante la homilía. Ni mirar ostentosamente el reloj –mucho menos aún señalarlo con el dedo mirando al sacerdote-. Ni mover el trasero con inquietud lacerante. Ni empezar a hablar con el vecino de banco. Ni pasar la homilía leyendo la hoja parroquial –si es el Marca, peor aún…– etc.
ES BUENO: Inclinar la cabeza ante las palabras del Credo «Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre». O, en el Credo de los Apóstoles, «Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre».

 

NO ES BUENO: Pasarse, por cuenta propia y con armas y bagajes, del Credo corto al largo a mitad del mismo. Por ej.: «Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos» … Y algunos se lanzan «Y su Reino no tendrá fin» … Gran confusión. Sigue el Credo corto: «Creo en el Espíritu Santo» … Y algunos se lanzan «Señor y dador de vida…. Gran alboroto. Dos credos rezándose a la vez. Plural, pero desordenado
ES BUENO: Recogerse mucho después de comulgar. El Cuerpo de Cristo permanece en nosotros tan sólo durante unos diez minutos (que es lo que tarda la Sagrada Hostia en disolverse dentro del organismo). ¡Aprovechémoslos para colmar a Jesús de atenciones! NO ES BUENO: Volver de comulgar y quedarse mirando la fila de los que comulgan para saber quiénes son, cómo van vestidos, etc. Alguno me dijo, cuando le advertí sobre esto, que los miraba porque estaba rezando por ellos… ¡tendrá «cara»! ¡Tu deja comulgar a los demás y ocúpate del Señor!
ES BUENO: Recibir con devoción la bendición final de la Santa Misa. Esa bendición nos fortalece para dar testimonio ante los hombres de cuanto hemos recibido en la Eucaristía. Durante la bendición, hacemos la señal de la Cruz, y, si la bendición es solemne, inclinamos la cabeza. NO ES BUENO: Marcharse de la iglesia antes de la bendición. Ni recibirla junto a la puerta de salida, como si en lugar de la bendición se tratase del pistoletazo de inicio de una carrera de 100 metros banco. así no aprovecha!

 

ES BUENO: Esperar para salir de la iglesia, una vez finaliza la misa, a que el sacerdote haya abandonado el presbiterio (hasta que no se le vea, vamos). Incluso es bueno quedarse un rato, sentados, para dar gracias a Dios por haber comulgado

 

NO ES BUENO: Aturullarse para salir de la iglesia cuanto antes, como si estuviera ardiendo. Aún no hemos puesto salida de incendios. ¿Qué impresión le causaría a usted el que una visita se fuera corriendo de su casa, sin despedirse siquiera, en cuanto usted les dijera «adiós»? ¿Se despide usted al menos de Jesús antes de salir de la iglesia, haciendo bien la genuflexión?
ES BUENO: Enseñar a los niños a caminar despacito cuando están dentro de la iglesia.

 

NO ES BUENO: Que se te escape el niño de las manos durante la misa, salga corriendo por entre los bancos de la iglesia, y que lo dejes correr a sus anchas pensando que «ya volverá,
ES BUENO: Mantener, durante la Santa Misa, la vista recogida o fija en el altar. No olvides que todo nos entra por los sentidos, y para lograr el recogimiento que te ayude a comunicarte con Dios debes acallar el ruido de los ojos. NO ES BUENO: Girar la vista cada veo que se abre la puerta de la iglesia, ni pasar la misa inspeccionando las vidrieras, los aparatos de aire acondicionado, el peinado del feligrés de delante, la hoja parroquial, el contenido del bolso… Etc.
ES BUENO: Decir los pecados cuando uno se confiesa. Parece de Perogrullo, pero…

 

NO ES BUENO: Decir en confesión los pecados del marido, de la mujer, de la suegra y del vecino. Decir las virtudes en lugar de los pecados. Excusarse en lugar de acusarse. Contar los problemas
ES BUENO: Ayudar al recogimiento de los demás en la iglesia, guardando silencio y hasta rezando por quienes están allí y a la vez que estás tú

 

NO ES BUENO: Entrar en la iglesia con bolsas de plástico y empezar a rebuscar en las bolsas mientras el ruido del plástico lo inunda todo Bostezar con “sonoridad”. Desenvolver caramelos (aunque sean de menta). Tampoco es que haya que caminar de puntillas, pero… En fin.
ES BUENO: Y recomendable, hacer una reverenda ante la sagrada Hostia antes de comulgar, mediante una devota inclinación de cabeza NO ES BUENO: Hacerla justo en el momento de comulgar, mientras se recibe la Comunión. La reverencia se hace mientras comulga quien va delante.
ES BUENO: Acercarse ordenadamente a comulgar los días de fiesta, cuando la asamblea es numerosa. No hay por qué salir inmediatamente, a la vez que los demás. A veces es mejor esperar un poquito a que hayan salido los de las filas anteriores.

 

NO ES BUENO: Salir a comulgar pisando al vecino de banco; querer llegar el primero a comulgar corriendo por los pasillos para alcanzar al que va delante como si fuera uno Fernando Alonso en una final; colarse descaradamente entrando de tapadillo por un lateral… En fin, que recibimos más gracia por ir con más fervor, no por llegar antes.
ES BUENO: Ser comedido con el tono de voz en el confesonario. Aunque fuera no se distingan las palabras, a veces se escucha un murmullo bastante sonoro. NO ES BUENO: Prolongar innecesariamente la confesión, sobre todo cuando hay gente esperando.
ES BUENO: Tocar el suelo con la rodilla cuando se hace la genuflexión (salvo artrosis, ciática, lumbalgia, “beatas*“…)

*Beata: dícese del callo que puede salir en la rodilla a quienes se arrodillan con frecuencia. Duele que espanta cuando se toca el suelo con la rodilla. A quien no le sale es a quien no se arrodilla nunca. Pero, claro…

NO ES BUENO: Pasar ante el sagrario sin adorarlo, como si uno pasara ante un poste de la luz.

 

ES BUENO: Olvidar el reloj durante la misa. ¿Acaso no estamos entrando en contacto la eternidad cada vez que se celebra el Santo Sacrificio? NO ES BUENO: Pasar la misa mirando el reloj. Para la buena devoción es cortapisa la prisa en la misa
ES BUENO: Emplear la rejilla del confesonario cuando se quiere preservar la propia identidad. El penitente tiene todo el derecho del mundo a no desvelar quién es. Y puede incluso exigir al párroco una rejilla cuando en la parroquia no la haya.

 

NO ES BUENO: Hablar bajííííísimo cuando se confiesa a través de la rejilla, y además la misa está empezada a todo altavoz, y además hay un niño armando jaleo junto al confesonario. El pobre sacerdote, por más que pegue el oído a la rejilla, lo único que consigue es llevarse el aliento, pero no la voz… Por lo menos, hasta que compremos una trompetilla
ES BUENO: Ocupar los primeros bancos en las misas de domingo. Es más fácil recogerse y prestar atención cuando se participa «en primera fila».

 

NO ES BUENO: Dejar libres los dos primeros bancos, justo delante del altar, de modo que parece que hubiese caído una bomba delante del sacerdote, o que el sacerdote emanase una especie de campo radioeléctrico repelente, o que diese calambre, o algo así… Digo yo
ES BUENO: Sacar a pasear al perro (je je… ¿Y qué tendrá que ver el perro con todo esto? Atentos a lo siguiente:)

 

NO ES BUENO: meter al perro en la iglesia para hacer la visita. No es que a Dios no le gusten los perros, no, no es eso… Es que, si va usted al supermercado, lo deja atado fuera. Si va al médico, no lo lleva. Si va a trabajar, tampoco. Si va al cine, tampoco entra en el cine con el perro… Todo ello lo hace por respeto. ¿No va a ser igual de respetuoso en la iglesia?
ES BUENO: Aprender los cantos latinos tradicionales de la Iglesia, como el Salve Regina, el Pange Lingua, el Tantum Ergo y el Ave Verunt. Son parte del tesoro de nuestros padres en la fe, y no debemos dejar que se pierdan. NO ES BUENO: Cantarlos mal, sin respeto por la letra. Alguno cantaba: «tanto negro sacramento veneremos a san Luis y el antiguo documento no podemos destruir» …  ¡Hombre, para conservarlos así, mejor que no!
ES BUENO: Extender ligeramente la lengua y apoyarla en el labio inferior cuando se comulga en la boca.

 

NO ES BUENO: Abrir ligerísimamente las comisuras de los labios, obligando al sacerdote a hacer puntería. Ni sacar la lengua exageradamente, como si uno le estuviera haciendo burla al sacerdote. Ni darle lametones en el dedo al sacerdote; ni comerle, al comulgar, parte de los dedos… Bueno, se entiende.
ES BUENO: Venir a confesar antes de las misas. Aun cuando se pueda confesar durante la misa, es mejor hacerlo antes para no distraerse durante la Eucaristía. Aun así, es mejor confesar durante la misa que no confesar NO ES BUENO: Tener al sacerdote «en paro» durante los veinticinco minutos antes de la misa, y que, a falta de cinco minutos para el comienzo, cuando ya el sacerdote tiene que salir a revestirse, se presenten dieciséis penitentes ávidos de confesión ¡Así no hay modo!
ES BUENO: Mostrar la contrición al rezar el «Yo confieso en la misa llevándose la mano al pecho mientras se dicen las palabras «por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa

 

NO ES BUENO: No hacer nada. Tampoco deben darse tres golpes (eso se hacía antes de la reforma litúrgica). Ni tampoco golpearse sonoramente hasta romperse la caja torácica. Basta con llevar la mano al pecho, como Cervantes.
ES BUENO: Confesar los pecados con sencillez en el sacramento del Perdón, y es muy bueno hacerlo frecuentemente (como muy tarde, una vez al mes, y, si se puede, cada dos semanas). NO ES BUENO: Entablar una larguísima conversación con el sacerdote durante la confesión, mientras hay cuatro personas esperando y –quizá– aumentando, por la impaciencia, el número de pecados a confesar.
ES BUENO: Rezar la penitencia inmediatamente después de la confesión. Así no se olvida uno.

 

NO ES BUENO: Rezarla mientras el sacerdote imparte la absolución (demasiado precipitado). Si, además, se hace en voz alta, puede provocar un trabucamiento del sacerdote: «yo te absuelvo llena eres de gracia en el nombre de ruega por nosotros pecadores» … Tampoco es bueno dejar la penitencia pensando en rezarla en casa. Siempre se olvida.
ES BUENO: Hacer bien la genuflexión, y arrodillarse en el banco unos instantes al entrar en la iglesia, aunque sólo sea durante el tiempo que se tarda en trazar la señal de la Cruz. Es una buena manera de saludar al Señor y de entrar en el Lugar Sagrado. NO ES BUENO: Entrar en la iglesia como si se entrase en el supermercado, e ir directamente al asiento sin hacer ni una genuflexión para sentarse directamente. Mirándole, uno no sabe si ha entrado en la iglesia o en la sala de estar.

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